Síntomas del estrés
Tensión muscular
Experimentas dolores musculares, especialmente en el cuello, hombros y espalda, debido a la tensión crónica. Esta tensión puede provocar molestias persistentes y dificultar tu capacidad para relajarte. Además, la tensión muscular constante puede causar dolores de cabeza y aumentar tu sensación de malestar físico.
Problemas de sueño
Tienes dificultades para conciliar el sueño o permanecer dormida durante toda la noche. A pesar de sentirte exhausta, tu mente parece incapaz de apagarse, lo que dificulta tu descanso y afecta tu bienestar general. La falta de sueño adecuado puede afectar tu estado de ánimo, tu concentración y tu capacidad para funcionar durante el día.
Fatiga constante
Te sientes cansada incluso después de dormir lo suficiente, y te resulta difícil encontrar energía para realizar tus actividades diarias. Esta fatiga constante puede afectar tu capacidad para concentrarte y disminuir tu productividad. Además, la fatiga crónica puede afectar tu estado de ánimo, tendiendo a estar irritable.
Irritabilidad y cambios de humor
Te sientes irritable, impaciente, frustrada o enojada con mayor frecuencia, y tus emociones parecen estar fuera de control. Pequeñas molestias o contratiempos pueden parecer abrumadores, lo que afecta tu bienestar emocional y tus relaciones personales. La irritabilidad constante puede afectar tu capacidad para comunicarte de manera efectiva y dificultar tus interacciones sociales.
Problemas digestivos
Experimentas malestar estomacal, náuseas, diarrea o estreñimiento con regularidad, incluso sin una causa física aparente. El estrés crónico puede afectar el sistema digestivo, provocando molestias gastrointestinales que pueden empeorar tu malestar emocional. Además, los problemas digestivos pueden afectar tu alimentación y tu nutrición, lo que puede empeorar aún más tus síntomas de estrés.
Causas y factores de riesgo
¿Cuándo es necesario comenzar con terapia?
Todos pasamos por momentos difíciles en la vida que nos hacen sentir mal. Sin embargo, hay ocasiones en las que el sufrimiento, la ansiedad, el agobio o la tristeza son tan intensos que afectan significativamente nuestro día a día.
Este es un buen momento para considerar iniciar terapia, antes de que los problemas se agraven. En terapia, te ayudaré a identificar el origen de tus dificultades y a encontrar soluciones.
Recuerda, ir a terapia psicológica es un acto de valentía. Es reconocer que tienes una dificultad y que estás dispuesto a trabajar para mejorar tu bienestar.
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